No quería yo dejar pasar la oportunidad de dejar por aquí escrito un hito en nuestra monótona y aburguesada vida de padres de familia. Al fin y al cabo, por eso mantengo (quiero decir que no borro) el blog: para mantener un recuerdo de días que merecen ser recordados.
El pasado 1 de octubre nos corrimos una juerga. De las buenas. Fuimos a Dénia a una inauguración con jazz, arte, vino y jamón. Despúes, a ver a Love of Lesbian a Gandía (nos fallaron comer tellinas, aunque mantengo el título del post). Después de llevar a una amiga común entre nosotros y su cantante al backstage (teoría de 2 grados de separación), a dormir.
A mediodía, bruch frente a las horas, a media tarde meriendranch en Batoi y al final, cena (caldo rebollit) en casa.
