viernes, 19 de septiembre de 2008

CRISIS, WHAT CRISIS?




Voy a ejercer uno de los deportes nacionales: hablar sin saber.

Está claro que estamos en crisis, por la explosión de la burbuja inmobiliaria (incluso sin saber, alguien no suponía que esto tenía que acabar?), las subprimes estadounidenses o el petróleo.

(Un inciso, tengo una super-teoría conspiratoria, el mega-atentado de este año de Al-Qaeda no consiste en poner bombas en edificios, trenes o estaciones de metro, sino en presionar a los gobiernos de los países musulmanes productores de petróleo para subir los precios escandalosamente y así hundir poco a poco al mundo occidental que tanto odian. Sé que las razones son otras, pero, ¿a que siempre es más divertida una teoría conspiratorio que cualquier otra explicación?)

Retomo el hilo. Estamos en crisis. Cientos de trabajadores que, al volver de vacaciones han encontrado las puertas de la empresa cerrada, los bancos han cerrado el grifo, dicen (y es verdad). Almunia lo dijo muy claro ayer: Avaricia y punto.

Pero, cuánto tiempo llevamos oyendo la palabra crisis en los medios? Y no será, como dice Cripema, muy acertadamente, que con la campaña de información sobre la crisis que llevamos, nos hemos acojonado, hemos perdido la confianza, hemos retirado el dinero del mercado, hemos replegado velas y no consumimos (reconozcámoslo, somos consumistas a muerte y sobre todo estos últimos años de bonanza económica). Y el consumo es el motor de nuestra economía, al menos a nivel de la calle.


En fin. Hay demasiada oferta informativa. Telediarios enormes, magacines radiofónicos de 6 horas que hay que llenar: dan la noticia 300 veces, después se comenta en tertulias donde los participantes han de justificar los 300 euros que cobran por pontificar media horita. Conclusión: llevamos un año de crisis, cuando la crisis empieza ahora, probablemente agudizada por la sensación, quizá artificial, o no, de crisis aumentada por los medios.




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