Creo que ya me he referido con anterioridad a esos debates, en los que incluso una misma persona puede llegar a pensar en que dos posturas tienen la razón.
Me explico con el caso:
La ilegalización de la enésima reencarnación política de la izquierda abertzale para las elecciones autonómicas plantea esta disyuntiva:
Unos creen que la ilegalización deja sin representación política a un porcentaje pequeño pero importante de la población vasca. Una fracción, además, muy politizada, muy activa y muy visible, como es la izquierda radical, independentista. Sin un partido político al que votar, afiliarse, con el que reunirse, con el que manifestar sus puntos de vista, muchos de sus miembros "se tirarán al monte", radicalizándose en mayor medida y escorándose más aún si cabe hacia la violencia.
Por otro lado, están los que creen que es incuestionable retirar de la escena política gente que cree en la violencia como "arma política", que no la condena y que piensa que el pueblo vaso está oprimido por una fuerza invasora ante la que todo vale. Ilegalizarlos supone arrinconar un poco más a sus hermanos terroristas y, sobre todo, quitarles una financiación que, con toda probabilidad, va a ir a los comandos y sus armas.
Este pobre blogger opina que... ambas... no sé...
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